Capítulo 24: La Sangre del Tirano
El rastro de Rook los llevó a las ruinas de una base militar abandonada en Siberia. Las paredes estaban cubiertas de garabatos frenéticos: ecuaciones, mapas estelares… y el mismo símbolo que ahora cubría el 80% del cuerpo de Kai.
Xiao Zhao (o el hombre en que se había convertido) tocó las marcas con dedos temblorosos.
—Él busca el Arca —susurró—. El lugar donde los primeros Cazadores encerraron a los dragones que no pudieron matar.
Chen encendió una tableta, mostrando imágenes de satélite.
—Hay actividad aquí —señaló una cordillera remota—. Lecturas térmicas imposibles.
Kai no necesitó ver más. Su huevo muerto palpitó levemente al ver las coordenadas.
El Cambio en los Híbridos
Mientras viajaban, Chen monitoreó un fenómeno extraño:
Los clones sobrevivientes del Proyecto Eclipse comenzaban a recordar.
—El virus de Lyra está mutando —explicó—. No solo destruye el ADN dragón… lo reescribe.
En pantalla, un clon de Lyra hablaba en lenguas muertas. Otro dibujaba constelaciones desconocidas.
Xiao tosió, escupiendo sangre negra.
—Ella vive en ellos. Como el dragón vive en ti.
La Fortaleza de Rook
La cordillera escondía una estructura de metal negro, demasiado lisa para ser humana. Rook los esperaba en la entrada, su cuerpo ahora mitad hombre, mitad algo otro.
—Tardaron —su voz era un coro de susurros—. El Arca ya está abierta.
Detrás de él, una puerta ciclópea se entreabría, revelando huevos.
Dozens.
Hundreds.
El Último Dragón
Pero no eran como los otros.
Estos huevos estaban vivos, latiendo al unísono con el corazón de Kai. Y en el centro de la cámara, un trono hecho de huesos dragón.
Sobre él, una figura se levantó.
No era Rook.
No era un dragón.
Era Lyra, pero no como la recordaban.
Sus alas eran de luz violeta. Sus ojos, pozos de estrellas.
—Hola, Kai —dijo con una sonrisa triste—. ¿Te gustaría conocer la verdad?
Capítulo 25: El Juicio del Arca
El aire dentro de la estructura antigua olía a ozono y sangre vieja. Kai se enfrentó a la figura de Lyra, incapaz de reconciliar la guerrera que conocía con el ser de luz y sombra que ahora flotaba ante él.
—¿Qué eres? —su voz resonó en la cámara—. ¿Un fantasma? ¿Una ilusión?
Lyra (o lo que parecía ser ella) extendió una mano. Sus dedos brillaban con el mismo patrón violeta que había matado al dragón.
—Soy un eco. Un mensaje dejado por los primeros Cazadores dentro de tu amiga.
Detrás de ellos, Rook se retorcía, su cuerpo luchando contra la transformación.
La Verdad del Arca
Con un gesto, Lyra proyectó visiones en las paredes:
- Un universo joven, donde seres de luz (los Cazadores) custodiaban esferas de oscuridad (los huevos).
- Una guerra. Algunos Cazadores empezaron a adorar los huevos, creyendo que contenían el secreto de la divinidad.
- La caída. Los huevos se abrieron, liberando los dragones que casi devoran la realidad.
—Nos equivocamos —la voz de Lyra era un susurro colectivo—. No son plagas. Son pruebas. Y ustedes las superaron.
El Engaño de Rook
El capitán-corrupto se irguió con dificultad.
—¡Mentiras! —escupió—. ¡El dragón me mostró la verdad! ¡Los huevos son escaleras hacia la evolución!
Lyra lo miró con pena.
—El dragón que te poseyó era el último fracaso. El único que eligió el miedo en lugar de la sabiduría.
Xiao Zhao, apoyado en Chen, tosió.
—Por eso quería venganza. Por eso usó a Isolde… a Rook… a todos.
La Decisión
Kai miró los huevos. Ahora veía que no latían por amenaza, sino en espera.
—¿Qué pasa si los abrimos?
Lyra sonrió.
—Lo que siempre debió ser. Una elección.
Se acercó y tocó el huevo muerto en su pecho.
—Tú llevas el primero que despertó. El que eligió proteger en lugar de dominar. Por eso sobrevivió.
El Sacrificio de Rook
Con un grito, el ex capitán se lanzó hacia el trono de huesos.
—¡Yo seré un dios!
Pero antes de que pudiera tocarlo, su cuerpo se deshilachó, convertido en polvo por la luz del Arca.
Del polvo emergió una sombra serpentina: el primer dragón, reducido a un espectro.
—¿Por qué? —susurró con la voz de un niño asustado—. Solo quería volver a casa.
Lyra extendió una mano.
—Y ahora puedes.
El Desenlace
La sombra se disolvió en luz. Los huevos del Arca se iluminaron, luego se apagaron uno por uno.
Xiao Zhao respiró aliviado.
—Se acabó.
Pero Chen miró a Kai con preocupación.
Porque su huevo todavía brillaba.
Capítulo 26: El Huevo del Amanecer
El silencio en el Arca era absoluto. Los huevos habían dejado de latir, convertidos en piedras inertes. Solo el de Kai seguía brillando con una luz tenue, como brasas cubiertas de ceniza.
Xiao Zhao se acercó, sus manos arrugadas temblando al tocar la superficie del huevo.
—No es dragón… ni cazador —susurró—. Es algo que nunca debió existir.
Kai sintió un dolor agudo en el pecho. Las escamas que lo cubrían comenzaron a caer como pétalos metálicos.
El Nacimiento
Con un sonido como cristal rompiéndose, el huevo se abrió.
No salió una criatura.
No hubo explosión de energía.
Solo un latido.
Un pulso de luz dorada que recorrió el Arca, las paredes, el suelo, incluso los cuerpos de Kai y los demás.
Chen miró el scanner con incredulidad.
—Está… sanando todo lo que tocó el dragón.
Los Cambios
- Xiao Zhao: Sus arrugas se suavizaron, aunque no desaparecieron.
- Los clones infectados: Cesaron sus convulsiones, sus ojos recuperando humanidad.
- Kai: Las últimas escamas cayeron, revelando piel humana por primera vez en años.
Pero lo más asombroso fue lo que sucedió con Lyra.
El rastro violeta que había dejado en el hielo antártico se movió, fluyendo hacia el Arca como un río inverso.
El Regreso
La luz se condensó frente a Kai, tomando forma humana.
Lyra (¿o un eco de ella?) abrió los ojos.
—Nunca me fui del todo —dijo, tocando su propio pecho, donde el símbolo de Omega aún brillaba—. Solo estaba esperando.
Kai quiso abrazarla, pero sus manos atravesaron su cuerpo.
—¿Eres real?
Ella sonrió tristemente.
—Soy lo que el huevo necesitaba recordar.
La Revelación Final
El Arca comenzó a vibrar.
—No era una prisión —Lyra miró hacia arriba, donde el techo se abría al cielo—. Era un crisol.
Xiao Zhao cayó de rodillas, llorando.
—Los dragones nunca fueron el enemigo… ni los Cazadores los héroes. Ambos eran necesarios.
Chen entendió primero.
—El huevo en Kai…
Lyra asintió.
—El primero en elegir el equilibrio. El primer verdadero híbrido.
Epílogo – Un Mes Después
La base militar había sido reconvertida en un centro de investigación. Los clones (ahora llamados “los Renacidos”) aprendían a vivir con sus memorias fracturadas.
Kai, sin escamas pero con ojos que aún brillaban dorados bajo estrés, observaba el horizonte desde una torre.
—¿Y ahora? —preguntó Chen.
Él sonrió, tocando el lugar donde el huevo había estado.
—Ahora vivimos.
En algún lugar del mundo, Lyra (o su esencia) caminaba bajo la lluvia, sintiéndola por primera vez.
Y en las profundidades del espacio, algo más grande que un dragón abrió los ojos.