
Autor: Dikon
Géneros: Acción, Artes Marciales, Misterio, Romance, Fantasía.
Sinopsis: En un mundo donde los límites de la ciencia y lo sobrenatural se difuminan, Kai —un huérfano modificado genéticamente con ADN de un dragón extraterrestre— y sus diez compañeros del Equipo Eclipse (cada uno fusionado con ADN de animales poderosos) luchan por sobrevivir como armas biológicas en un conflicto oculto. Tras ser rescatados de un laboratorio clandestino, son entrenados por militares, pero cuando descubren que su creadora, la Dra. Isolde Voss, sigue viva y busca reactivar el Proyecto Eclipse, deberán elegir entre obedecer órdenes o rebelarse para proteger sus vidas y la del mundo.
Capítulos de Los Ultra Humanos
Capitulo 1
Capítulo 1: El Origen de los Once
El frío metal de la mesa de operaciones se pegaba a su espalda desnuda. A sus siete años, Kai no entendía por qué los hombres de batas blancas lo pinchaban con agujas, ni por qué le inyectaban líquidos que ardían como fuego en sus venas. Solo sabía que el dolor era constante, como el zumbido de las luces fluorescentes que nunca se apagaban.
—Sujétenlo bien, esta será la última modificación —dijo una voz fría, perteneciente al Dr. Voss, el líder del proyecto.
Kai intentó forcejear, pero las correas lo mantenían inmóvil. Un tubo de vidrio reluciente descendió desde el techo, conteniendo una sustancia oscura y viscosa que brillaba con destellos rojizos.
—ADN extraído del meteorito D-42, cepa “Dragón” —anunció otro científico—. Si sobrevive, será el primero en resistir la fusión completa.
El líquido entró en sus venas.
El dolor fue insoportable.
Kai gritó, sintiendo cómo su cuerpo se incendiaba por dentro, como si miles de garras rasgaran cada célula de su ser. Vio visiones de alas desplegadas, de llamas devorando montañas, de una criatura ancestral que dormía en su sangre.
Luego, todo se volvió negro.
Cuando despertó, ya no estaba en el laboratorio.
El olor a pólvora y humo llenaba el aire. Explosiones sacudían las paredes, y las alarmas resonaban en un estruendo ensordecedor.
—¡Rápido, sacamos a los niños! —gritó un hombre con uniforme militar, cargando a una niña inconsciente en sus brazos.
Kai vio a otros diez pequeños, algunos con marcas extrañas en la piel: una chica con pupilas felinas, un niño con escamas que brillaban bajo la luz, otro con uñas que parecían garras. Todos, como él, habían sido modificados.
—¿Q-Quiénes son ustedes? —logró balbucear Kai, su voz ronca por el dolor.
El militar lo miró con firmeza.
—Somos tu nueva familia ahora. Y tú… todos ustedes, son mucho más que humanos.
Cinco años después…
Kai despertó sudando, ahogando un grito. El recuerdo de aquel día aún lo perseguía. Se frotó los brazos, donde las cicatrices de las inyecciones seguían visibles.
—Otra vez con la pesadilla —murmuró una voz femenina. Era Lyra, una de las otras “especiales”, cuyo ADN había sido fusionado con el de un lince. Sus ojos dorados brillaban en la penumbra del dormitorio compartido.
—Sí —admitió Kai, sin agregar más.
No hacía falta. Todos en el “Equipo Eclipse” tenían los mismos traumas. Once niños salvados, convertidos en armas bajo el mando de los militares.
—Despierten —rugió la voz del Capitán Rook, abriendo la puerta de golpe—. Tienen misión.
Kai se levantó, sintiendo el fuego antiguo arder en su interior.
El dragón dentro de él estaba listo.
Y el mundo no lo esperaba.
Capitulo 2
Capítulo 2: Primera Misión
El sol aún no asomaba cuando el Equipo Eclipse se alineó en el patio de entrenamiento. Kai se frotó los ojos, todavía adormilado, pero el frío de la mañana lo mantuvo alerta. A su lado, los otros diez miembros del equipo se acomodaban en formación, cada uno con expresiones que iban desde el aburrimiento hasta la tensión contenida.
El Capitán Rook, un hombre alto y de mirada tan afilada como el filo de un cuchillo, los observó con los brazos cruzados.
—Hoy no es un día de entrenamiento —anunció, su voz grave cortando el silencio como un disparo—. Hoy demuestran para qué los preparamos.
Un murmullo recorrió el grupo. Era la primera vez que los enviarían a una misión real.
Kai sintió un escalofrío, pero no de miedo. Era algo más… anticipación.
—Hace cuarenta y ocho horas, un grupo terrorista se apoderó de una instalación de investigación en las montañas al norte —continuó Rook, proyectando un holograma de un complejo rodeado de bosques—. Según inteligencia, están buscando algo. Y no es cualquier cosa.
La imagen cambió, mostrando un fragmento de meteorito negro con vetas rojas.
Kai contuvo la respiración.
Era idéntico al que le habían inyectado.
—El Proyecto Eclipse fue desmantelado hace cinco años, pero parece que alguien más quiere revivirlo —Rook miró a cada uno de ellos—. Su objetivo es infiltrarse, recuperar el fragmento y eliminar cualquier amenaza.
Lyra, siempre la más rápida del grupo, cruzó los brazos.
—¿Y por qué no envían a soldados normales?
—Porque ahí dentro hay más que humanos —respondió Rook sin vacilar—. Hay rumores de que los terroristas tienen sus propios… experimentos.
Un silencio pesado cayó sobre el grupo.
Kai apretó los puños. Si había más como ellos, ¿serían aliados… o enemigos?
Zona de Infiltración – Bosque Norte
El equipo avanzó en silencio, moviéndose entre los árboles como sombras. Kai lideraba el grupo, sus sentidos agudizados por el ADN del dragón permitiéndole detectar cambios mínimos en el ambiente: el olor a pólvora, el crujido de una rama a distancia, el calor corporal detrás de las paredes del complejo.
—Tres guardias en la entrada este —susurró Jax, cuyo ADN de murciélago le daba una ecolocalización precisa—. Dos más en la torre de vigilancia.
—Yo me encargo de los de la torre —dijo Ren, el más ágil del equipo, con rasgos de mono araña.
—Lyra y yo tomaremos la entrada —Kai asintió hacia ella—. El resto, cubran nuestros flancos.
Con señales rápidas, se dividieron.
En segundos, los guardias de la entrada cayeron inconscientes, Lyra moviéndose tan rápido que apenas se veía como un destello. Kai neutralizó al tercero con un golpe preciso en la garganta, conteniendo su fuerza para no matarlo.
—Adentro —ordenó.
El interior del complejo estaba mal iluminado, con pasillos que olían a químicos y sangre seca. Cada paso los llevaba más cerca del corazón de la instalación, hasta que un sonido los detuvo: un gruñido bajo, gutural, que no sonaba humano.
—¿Qué fue eso? —preguntó Soren, el más joven del equipo, cuyo ADN de lobo le día un olfato excepcional.
Antes de que alguien respondiera, una figura se lanzó desde las sombras.
Era enorme, con brazos desproporcionados y garras que rasparon el suelo de concreto. Su piel estaba cubierta de placas óseas, como las de un reptil, y sus ojos brillaban con un amarillo enfermizo.
—¡¡Experimento sujeto Delta-9!! —gritó una voz por los altavoces—. ¡¡Neutralicen a los intrusos!!
El monstruo rugió, escupiendo un líquido ácido que derritió el metal a su paso.
Kai sintió el fuego dentro de él despertar.
—¡Equipo, posición de combate!
Capitulo 3
Capítulo 3: Sangre y Fuego
El monstruo —Sujeto Delta-9— arremetió con un rugido que hizo temblar las paredes. Sus garras destrozaron el piso de concreto como si fuera papel, y el ácido que escupía dejaba marcas humeantes en el metal.
—¡Dispersión! —gritó Kai, lanzándose a la izquierda mientras el equipo se dividía en segundos.
Lyra fue la primera en contraatacar. Moviéndose como un rayo, sus uñas se alargaron en garras afiladas y saltó sobre la espalda de la criatura, hundiéndolas en su carne. El monstruo aulló y se sacudió violentamente, pero ella ya había saltado fuera de su alcance.
—¡No es suficiente! —avisó Jax, cuyas orejas de murciélago se contrajeron al escuchar algo—. ¡Hay más viniendo!
De las sombras surgieron dos figuras más: una con tentáculos serpentinos que brotaban de su espalda y otra con una piel que parecía piedra.
—Maldición, ¿cuántos de estos hay? —masculló Ren, balanceándose en el techo con sus largos brazos.
Kai sintió el calor en su pecho, familiar y voraz. El ADN del dragón respondía al peligro, acelerando su ritmo cardíaco, agudizando sus reflejos.
—¡Equipo, plan Gamma! —ordenó.
Fue como si un interruptor se accionara en sus mentes. Todos sabían lo que hacer.
Soren y Jax se lanzaron contra el sujeto de piel pétrea, usando su velocidad para distraerlo mientras Mara —cuya modificación con ADN de pulpo le daba una fuerza descomunal en sus extremidades— lo envolvió con sus tentáculos.
Mientras tanto, Kai enfrentó a Delta-9 directamente.
El monstruo lo embistió, pero Kai esquivó en el último segundo, sintiendo el aire cortar contra su rostro. Su puño se estrelló contra el costado de la criatura, y para su sorpresa, escuchó un crujido de huesos. El monstruo retrocedió, confundido.
—¿Qué…? —Kai miró su mano. Sus nudillos brillaban con un tono rojizo, como si estuvieran cubiertos de escamas invisibles.
No tuvo tiempo de pensarlo más. Delta-9 escupió ácido directamente hacia él.
¡ZZZZZZZ!
El líquido corrosivo se detuvo en el aire, evaporándose antes de tocarlo. Kai sintió una oleada de calor, y luego vio las llamas.
No, no solo las vio.
Las estaba creando.
Un aura de fuego lo rodeó, y con un grito, liberó una explosión de calor que hizo retroceder al monstruo. El techo se derritió parcialmente, y el aire olía a azufre.
Todos se quedaron paralizados, incluso sus compañeros.
—Kai… —Lyra lo miró con una mezcla de asombro y temor—. ¿Desde cuándo puedes hacer eso?
Él no supo qué responder.
Antes de que alguien pudiera reaccionar, una voz distorsionada retumbó en los altavoces:
“¡Retirada inmediata! ¡Repito, retirada! ¡El núcleo está comprometido!”
Las luces parpadearon, y una alarma ensordecedora llenó el pasillo.
—¡Tenemos que irnos! —gritó Ren—. ¡Todo esto va a explotar!
Kai miró hacia el fondo del corredor, donde una puerta blindada estaba entreabierta. Algo dentro de él lo llamaba.
—Ustedes salgan —ordenó—. Yo me quedo.
—¿Estás loco? —Lyra lo agarró del brazo—. ¡Vienes con nosotros!
—¡YA! —su voz resonó con un eco extraño, casi animal.
El equipo vaciló, pero finalmente asintieron. Soren fue el último en irse, lanzándole una mirada preocupada antes de desaparecer tras la esquina.
Kai corrió hacia la puerta.
Dentro, encontró una sala circular con un pedestal en el centro. Sobre él, flotando en un campo de energía, había un fragmento del meteorito.
Pero no estaba solo.
Una figura encapuchada estaba frente a él, con una jeringa en la mano.
—Ah, el sujeto Alpha —dijo la voz, femenina y fría—. Sabía que vendrías.
Ella levantó la jeringa, llena de una sustancia negra y rojiza.
—El ADN del dragón es incompleto en ti. Pero no te preocupes…
—Hoy lo corregiremos.
Capitulo 4
Capítulo 4: La Elegida
El laboratorio olía a quemado y sangre vieja. Kai se tensó al ver la jeringa en manos de la mujer encapuchada, su contenido brillando con el mismo tono rojizo que su propio poder descontrolado.
—¿Quién eres? —gruñó, sintiendo el calor reptando bajo su piel, listo para estallar de nuevo.
La mujer se rió, un sonido frío y calculador. Con un movimiento fluido, se quitó la capucha.
Cabello plateado corto al rape. Ojos violeta, inyectados de venas rojas. Y una sonrisa que no llegaba a su mirada.
—Me llamo Dra. Isolde Voss —dijo—. Aunque para ti, debería ser “Madre”.
Kai sintió que el suelo cedía bajo sus pies.
—Eso es imposible. Los científicos del Proyecto Eclipse murieron cuando el ejército nos rescató.
—¿Crees que sería tan tonta como para morir en ese ataque ridículo? —Ella dio un paso adelante, la jeringa reluciendo—. Fuiste mi creación más preciada, Kai. El único que sobrevivió a la fusión con el ADN del meteorito. Pero eras… incompleto.
Las alarmas seguían sonando, pero en ese momento, el mundo se reducía a esa mujer y sus palabras envenenadas.
—¿Qué quieres? —Kai levantó las manos, llamas danzando entre sus dedos.
—Terminar lo que empecé —Isolde lanzó la jeringa como un dardo.
Kai intentó esquivarla, pero demasiado lento. La aguja se clavó en su cuello, y el líquido ardiente corrió por sus venas.
Dolor.
Peor que cualquier cosa que recordara. Su cuerpo se arqueó, los músculos contrayéndose como si quisieran desgarrarse. Vio visiones de cielos rotos, de bestias aladas devorando soles, de una voz antigua susurrando en una lengua olvidada.
—¡Despierta, dragóncito! —La voz de Isolde lo sacó del trance—. ¡Mira lo que te hemos dado!
Kai miró sus brazos. Escamas rojas y negras ahora cubrían su piel, sus uñas eran garras, y cuando respiró, salió humo de su boca.
—¿Qué… me hiciste?
—Solo activé lo que siempre estuvo ahí —Isolde extendió una mano—. Únete a mí. Juntos, encontraremos los demás fragmentos del meteorito. Imagínalo, Kai… Podríamos crear una nueva raza.
Por un segundo, tentación. Poder ilimitado. Respuestas.
Entonces recordó a Lyra. A Soren. A los otros.
—Prefiero quemarme entero antes que ser tu monstruo —escupió.
Las llamas estallaron alrededor suyo, formando un torbellino. Isolde retrocedió, por primera vez, con miedo.
—Tonto niño —silbó—. Esto no ha terminado.
Una explosión sacudió el complejo. El techo comenzó a derrumbarse. Isolde saltó hacia una salida oculta, desapareciendo en las sombras.
Kai intentó perseguirla, pero su cuerpo colapsó. Las escamas se retrajeron, dejándolo humano otra vez… y terriblemente débil.
Oscuridad.
Afuera – Bosque
El equipo Eclipse jadeaba, cubierto de tierra y moretones. La base era ahora una pila de escombros humeantes.
—¿Dónde está Kai? —Soren olfateó el aire—. ¡Su olor termina aquí!
Lyra miró los restos, los puños apretados.
—Idiotas —murmuró Ren—. Nos abandonó por eso.
—¡Cállate! —Lyra lo empujó—. Algo pasó ahí dentro. Lo sentí.
Un crujido. Todos se prepararon para luchar.
De entre los árboles emergió Kai, tambaleándose, con la ropa hecha jirones y marcas rojas recorriendo su piel como cicatrices recientes.
—Lo siento —tosió, cayendo de rodillas—. Encontré… a la Dra. Voss.
El nombre hizo que todos se estremecieran.
—¿Qué… qué te hizo? —Lyra se acercó, pero vaciló al ver sus ojos.
Por un segundo, las pupilas de Kai se habían vuelto como las de un reptil.
—Me dio lo que me faltaba —susurró—. Y ahora… no sé si podré controlarlo.
Capitulo 5
Capítulo 5: Cicatrices de Dragón
El laboratorio médico de la base militar olía a antiséptico y tensión. Kai yacía sobre una camilla, sudando frío mientras los sensores pegados a su pecho emitían picos erráticos. El Capitán Rook observaba desde una esquina, los brazos cruzados con una expresión impenetrable.
—Las lecturas son… imposibles —murmuró el médico, ajustando sus gafas—. Su ritmo cardíaco oscila entre 30 y 300 latidos por minuto. Y esto…
Señaló la pantalla donde una imagen térmica mostraba el torso de Kai: un núcleo de calor rojo incandescente alojado donde debería estar su corazón.
—¿Es peligroso? —preguntó Lyra, que se negaba a abandonar la habitación.
—Todo en él es peligroso ahora —respondió una voz desde la puerta.
Era la Dra. Chen, la única científica que el equipo Eclipse toleraba. Llevaba una tableta con datos que hacían que sus manos temblaran levemente.
—El ADN del meteorito se está replicando. En 72 horas, Kai ya no será humano en un 37% —levantó la mirada—. Y si no aprende a controlarlo, explotará literalmente.
Un silencio espeso llenó la habitación.
—¿Solución? —gruñó Rook.
—Entrenamiento extremo. Necesitamos agotar el exceso de energía antes de que lo consuma —Chen miró a Kai—. Y hay un lugar…
Instalación Beta-9 – “El Caldero”
Kai se paró al borde de un cráter artificial de 200 metros de diámetro, tallado en un material negro que absorbía el sonido. A sus espaldas, el equipo Eclipse observaba en silencio.
—Esto fue construido para contener cosas como tú —explicó Chen—. Aquí, puedes quemarte todo lo que necesites.
—¿Y si pierdo el control? —preguntó Kai, sintiendo el fuego reptando bajo su piel.
—Entonces te detendremos —Lyra dio un paso adelante, sus garras extendidas—. Lo prometo.
Chen activó un interruptor. Del suelo surgieron diez drones de combate, armados con cañones de líquido helado.
—Comienza cuando estés listo.
Kai cerró los ojos. Respiró.
Y entonces, ardeó.
Las llamas lo envolvieron como un manto vivo, escamas rojas y negras brotando de su piel. Cuando abrió los ojos, el mundo se veía en infrarrojo.
El primer drone se lanzó. Kai lo partió en dos con un golpe llameante.
El segundo y tercero cayeron bajo ráfagas de fuego concentrado.
Pero entonces el cuarto le disparó un chorro de líquido criogénico en el hombro. Kai gritó, el dolor lo hizo tambalearse.
—¡No pelees como humano! —gritó Lyra—. ¡Deja que salga!
Un drone lo golpeó por detrás. Otro le disparó en las piernas.
Kai sintió algo romperse dentro de él.
Rugió.
Una explosión de fuego en forma de dragón se expandió en todas direcciones, reduciendo los drones a escoria. El calor derritió parcialmente las paredes del Caldero.
Cuando el humo se disipó, Kai estaba de rodillas, humano otra vez, temblando.
—Lo… logré —jadeó.
Lyra corrió hacia él, pero se detuvo a medio paso.
Las marcas rojas en su piel ahora formaban un patrón claro: alas de dragón extendiéndose por su espalda.
—Bien hecho, sujeto Alpha —dijo una voz familiar por los altavoces—. Ahora sabes lo que eres.
Todos miraron hacia la cabina de control.
La Dra. Isolde Voss estaba allí, sonriendo, antes de desaparecer en una ráfaga de interferencia.
¡Capítulos nuevos todas las semanas!
Más novelas: El Despertar de los Étericos, Fantasmas, Risas y un Toque de Magia, El Camino del Loco Sabio
[…] novelas: Los Ultra Humanos, Fantasmas, Risas y un Toque de Magia, El Camino del Loco […]